lunes, septiembre 26, 2005

Diferencias

Sin mí, lo que te rodea permanece interte,
sin tí, lo que me rodea perece permanentemente.
Sin mí, los ojos son simplemente ojos,
sin tí, las miradas son simplemente miradas simples.
Sin mí, la vida es vívida.
Sin tí, la vida no es vida.

domingo, septiembre 25, 2005

Él

Él la espera, son las diez,
su mente viaja otra vez,
tiene asuntos que resolver.

Son las doce menos tres
la llama, angustiado,
teme como siempre, por su bien.

Recuerda los besos, abrazos,
promesas sabor a miel,
de nada sirven los ensayos.

Él sólo ansía poder con ella hablar
deseando su pronto arribo,
mañana tendrá nuevamente que tratar.

Sabe que debe de temer,
las palabras, te quiero,
no las volverá a tener.

La espera a las diez, eternamente
bajo aquella luz tenue,
sin saber que el olvido es permanente.

sábado, septiembre 24, 2005

Anhelo

Hoy quiero compartir
ese anhelo desde enero
que haga encontrarme a mí
sólo en tí.

viernes, septiembre 23, 2005

Rufino parte 3

Rufino



Parte III

Ismael Arciniega, 15 de Mayo de 2003





En ese instante, las ventanas se abrieron bruscamente y los cajones de la cocina comenzaron a vibrar, como si se tratase de un temblor. Las ventanas tronaron, dejando que el viento y lluvia se adueñaran del cuarto, como si la imagen se hubiera extraído de “El Despertar del Diablo II”. La puerta principal de la casa comenzó a temblar, como si alguien o algo quisiera derrumbarla. El padre, atónito ante lo que sucedía, se acercó a ella tembloroso y con toques severos de nerviosismo. La puerta cayó, y ante él, parado en la entrada estaba Rufino, hijo suyo que había muerto una noche cuando el padre alcoholizado le estrelló una botella de whiskey en la cabeza, por haberlo descubierto en la cama con otra mujer que no era su esposa. La situación esa noche se la había salido de control, no era su intención herirlo, pero bajo los efectos del alcohol no pudo medir las consecuencias. Muerto Rufino, le roció gasolina y lo prendió para deshacerse del cuerpo, los restos los esparció por los bosques de la localidad para no verse envuelto en el asesinato. A la policía y a la gente se les dio la versión de que el hijo había escapado de casa y que hasta la fecha no había aparecido.



- ¡No puede ser! ¡No es posible, yo te maté, yo te vi morir! – gritaba el padre desahuciado por aquel encuentro con su hijo fallecido.

- He venido por ti papá – exclamó Rufino, con el cuerpo literalmente desfigurado y lleno de quemaduras.

- ¡No es verdad, no estás vivo! – gritó el padre, sin saber que serían sus últimas palabras.



Rufino se le acercó, lo tomó del cuello y le dijo: “nos vemos en el infierno papá”. Al instante, el padre se prendió en llamas, berreando sonidos guturales, ardiendo vivo, dando vueltas incoherentes alrededor de la cocina mientras que Rufino lo miraba expectante, derramando una lágrima mientras en el rostro se le formaba una sonrisa ampliamente macabra.



La policía arribó minutos más tarde al recibir una llamada de vecinos que escucharon el ruido. Entraron a la casa y examinaron los cuerpos que estaban recostados en el piso. El primero fue Salomé, al que encontraron desmayado por los intensos dolores de las piernas rotas, de inmediato se le atendió y se le llevó al hospital de la ciudad. Los forenses recuperaron los restos del padre, el cuerpo de la madre, que había fallecido de los derrames internos que había sufrido por la golpiza de su esposo. Expertos en crímenes dictaminaron que el padre mató a la madre, golpeó al hijo y al darse cuenta de lo que había cometido, se suicidó prendiéndose fuego él mismo, aunque nunca pudieron explicar el hecho de que no se encontrara ningún tipo de sustancia flamable en el cuerpo del occiso, o lo que quedó de el.

Salomé pasó una larga temporada internado en el hospital, donde nunca pudieron sanar sus piernas, por lo que quedó minusválido. Actualmente se encuentra viviendo en un hogar de adopción, donde intenta olvidar aquella noche en la que perdió todo lo que quería en la vida. En ocasiones llora interminablemente, pues sus heridas mentales y sentimentales no han sanado todavía. En esos días, donde el mundo pareciera derrumbársele, Rufino llega a visitarle a su mente, en donde él le ayuda a caminar de nuevo, se convierten en fantasmas e imaginan que cruzan el techo, librándose de todos los pesares de su alma.

martes, septiembre 20, 2005

El departamento

Se despertó con una resaca de 10, no recordaba nada de la noche anterior y se encontraba bañado en sudor. Le gritó a su compañero de cuarto, pero no obtuvo respuesta. Intentó incorporarse, pero un terrible dolor en todo su cuerpo se lo impidió; tenía el presentimiento de que algo había sucedido y lo dominaba la ansiedad de estar postrado en su cama.
Después de varias horas pudo caminar, recorrió el departamento y no encontró señal de nadie ni de ningún evento. Salió al balcón y encontró el cuerpo interte de su compañero, encharcado de sangre y con un plomazo en la frente. Gritó desesperadamente y se vio despertando bruscamente, con una resaca de 10; no recordaba nada de la noche anterior y se encontraba extrañamente bañado en sudor.

miércoles, septiembre 14, 2005

Tomador

El había sido tomador de por vida, tomador de experiencias y aventuras, tomador de situaciones indomables y de momentos extremamente inresolvibles.

martes, septiembre 13, 2005

Sonrisa

En un día como hoy te marchaste, sin mirar atrás; te fuiste y no te había vuelto a ver. Muchas estrellas te lloré y pedí entender tu decisión, tus palabras fueron esa fría perdición.
Y ahora que nos topamos nuevamente...¿qué te dice mi sonrisa? continué mi camino, tus llamados fueron miel en aquellas heridas que me dejaste, mis pasos hacia adelante se tornaron en tus lágrimas.
En un día como hoy me marché, sin mirar atrás; me fui para no volverte a ver jamás

jueves, septiembre 08, 2005

Soplido

La vida es como un soplido, es tan diminuta que ni siquiera podremos ser capaces de saber cuando haya llegado nuestro turno de convertirnos en humo. Y mientras las canas siguen apareciendo, la piel se va arrugando y sin quererlo nos volvemos inútiles poco a poco.