lunes, junio 11, 2007

Mi cielo personal

Al despedirse me di cuenta de que no es amigable para nada. Empero, tampoco soy la persona más agradable que puedan toparse en su vida. Es errático de mi parte tener interés en una persona como ella, que en tres palabras la puedo definir bastante bien: mi cielo personal.
Al estar trabajando o realizando mis actividades diarias, es muy rara la ocasión en la que dejo de pensar en ella, así como cualquier enamoramiento de estudiante de secundaria. La bronca comienza cuando nos vemos para almorzar o para ir al cine, o simplemente al estar afuera de su departamento platicando. No podemos ponernos de acuerdo en nada, y llegando el momento en que los dos nos encerramos en nuestras ideas y nadie cede, sé que es hora de partir entre revoltijos en mi estómago y un enojo que generalmente me quita el sueño por largas horas.
Son esos detalles que generalmente mandan relaciones a la lona, matando toda posibilidad de rescatar una amistad siquiera. Pero en nuestro caso es todo lo contrario, creo que llegamos al punto en donde de alguna manera nuestras personalidades se nutren de peleas y confusiones.
Al final del día contamos únicamente con el cielo que nos acobija, no siempre podemos tener un cielo azul. Y cuando se nubla el mismo y comienza a llover, muchas veces podemos echar un vistazo a nuestro interior y darnos cuenta de que no todo son nubes, aves volando ni el brillo de las estrellas.