Veintiuno
Aceite de nacimiento
que parece haber colmado el vaso
coloca la lluvia en tí
Directo a tí, como si fueras todos
-cuanto más gris menos cueva
menos luz-
Para eso los hongos y larvas
para tí para tu colcha y astrolabio
para que vidries y mieles
y te encojas sin latir
y apretando tu relámpago amarrado
aceptes que la gran mediocridad
viaja desnuda
Para tí, para tus hijos, para que no
les falte lubricante de mandatos
para tí, para que puedas ahogarte
sin violencia
para tí que obstruyes la atarjea
con papeles secos
Antes de salir, has de quemarle
las plumas a tu ira
Pulverízate, revienta
has de estar liso
Ahora sí.
Briseño, Guillermo(2000). Versos para beber. Editorial LunArena. Puebla, México. Págs. 46-47.
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