El pecado de los elogios
Hay una extraña luz en el cuarto esta noche,
espero tu sonrisa;
quizá el viento traiga consigo aquellas palabras
que a mi alma de color azul marino iluminaron;
el velo de tus ojos es tu mismo invierno,
el pecado de tus recesos,
el pecado de tus elogios.
Si la brisa de tus lágrimas en mí confiaran
sería yo aquel cielo de ternuras
por el cual ilusiones derramarías;
no quiero ser tus logros ni derrotas,
ansío ser tu voz y tu pecado,
hacer de tu corazón una razón más
para seguir soñándote en Abril.
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