Sin garantías

Y fue tan sencillo enamorarse de tí. Bastó de una noche para saber que teníamos mucho en común. La soledad impulsa a muchas cosas, la falta de amor y de correspondencia te incitan a reaccionar totalmente distinto de lo normal. Y ahora que la distancia y la poca comunicación me hace aterrizar los pies una vez más en mi triste realidad, pienso en si lo que vivimos en esas horas fue real o simplemente fue el encuentro de dos almas necesitando sentirse queridas, intentando desesperadamente acomodarse en rincón y sabernos aceptados.

El momento es quizá la clave de todo este asunto, porque nunca hay garantías y al final de cuentas, uno posee solamente la seguridad y confianza que puede depositar en otro, pero nunca realmente sabemos si nuestros sentimientos son verdaderamente correspondidos. No vale la pena desgastarse por alguien a quien no conocemos, que no aporta garantías emocionales ni detalles afectuosos. La ilusión más tonta e infantil acaba de hacer de las suyas conmigo otra vez.