El Demonio
¿Y no es acaso el mismo demonio que me acecha ahora que el de antaño? me pregunto en esas noches donde no parece correr el tiempo. A veces cambia de forma y careta, en otras es la misma imagen que hiela la sangre. Sin importar su presentación los estragos a la postre son exactamente los mismos. No evoluciona ni me persigue de distintas maneras a pesar de sus variados matices y estados de ánimo. Me corrompe la razón y se fortalece como fuente de mi perdición. En ocasiones sus embates me orillan a la rendición de la esperanza, en muchas otras arrebatan mi espíritu y confianza. Ese demonio que tanto me conoce, parece no saciar su ímpetu. Y el miedo no se va ni se desinflama, el coraje se ha marchado y no sé qué hacer. Y yo no sé cuánto tiempo puedo prolongar esa lucha que simplemente no puedo ganar.
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